viernes, 1 de mayo de 2009

Quién diría.

Sinceramente, a veces quiero volver a esa etapa de niñez la cual lo único que me preocupaba era ir al estanco de Mª Jesús a que mi madre me comprara golosinas. Cuando inventaba historias de amor con final feliz jugando a las Barbis.Cuando mis máximos confidentes eran Opeti y un cocker de peluche llamado Rocky, y me acompañaban a donde quiera que fuera. Cuando era profesora de Opeti, y siempre echaba de la clase a A-á, porque molestaba a sus compañeros. Cuando me paseaba con mi coche a pedales por mi casa, acompañada de Rocky. Cuando lloraba por tonterías, aunque eso no haya cambiado mucho. Cuando me molestaban los vestidos y odiaba los zapatos que me compraba mi madre. Cuando dibujaba corazones a todo el que viniera a mi casa. Cuando me pasaba horas y horas maquillándome con pinturas de carnaval, para después jugar en un mundo imaginario que fuera real para mí. Cuando todo lo arreglaba con una simple mirada de niña, con unos ojos que desprendían inocencia e ilusión.

Me encantaría poder revivir esos momentos. Porque vivía bajo la dulce ignorancia y por ello era feliz.

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